Con mucha frecuencia oímos hablar de cambio climático, Smart Cities, sostenibilidad, emisiones cero, huella de carbono, energía verde y podríamos seguir con un largo etc., creo que todos estos conceptos de alguna manera influyen o van ligados con la movilidad. De modo que la pregunta a hacernos es ¿qué tipo de movilidad queremos para nuestro mañana? ¿Nuestro futuro pasa por la permanencia de la movilidad actual?
A día de hoy disponemos de estudios y cifras por doquier, este no es un tema banal, que nos ofrecen información de todo tipo para el análisis del estado actual. Las estadísticas son una herramienta muy útil para la toma de decisiones, acciones concretas según datos concretos, pero opino que en estos momentos hay que tomar otro tipo de decisiones, más estratégicas y con visión a medio y largo plazo, que nos lleven hacía un nuevo modelo de movilidad. La digitalización y la sostenibilidad van a ser dos pilares fundamentales en este nuevo modelo.
Hablar de movilidad en general en un artículo breve es complicado, el término es demasiado amplio e implica diferentes modos de transporte; marítimo, aéreo, ferroviario, terrestre, etc., así que me centraré en la movilidad urbana. La mayoría del tráfico se concentra en las grandes ciudades y sus áreas metropolitanas y es ahí donde se generan los principales conflictos. La mayoría de ciudades trabajan desde hace tiempo para ser Smart Cities, necesitamos ciudades inteligentes con propuestas inteligentes sin quedarnos solo con el anuncio de ser Smart. Hay que reordenar el modelo y el concepto. Recuerdo que hace tan solo unos años disponer de un vehículo propio era un deseo de muchas personas y un objetivo a alcanzar para muchas familias. Un vehículo te proporcionaba movilidad, esta era la cuestión práctica, pero también añadía valores con ideales, sensación de libertad. Actualmente este concepto caduco, la gente aprecia otros valores, quieren practicidad, ahorro de costes, eficiencia energética, sostenibilidad, etc. Moverse por las ciudades en coche hoy es complicado y sobretodo caro. Si habitualmente circulas por la ciudad el ratio coste/disfrute del coche es demasiado alto. En poco tiempo han surgido nuevos modelos y otras opciones de transporte, el carsharing va ganando su espacio, al igual que el motosharing o el bikesharing.
La mayoría de grandes ciudades tienen un crecimiento en alto y no en ancho, van llegando a sus límites geográficos y no disponen de más espacio, aumentan anualmente su población pero sus infraestructuras no dan para más y su parque de vehículos no para de crecer y no caben todos, ante esto ¿qué podemos hacer?
Si partimos de la base que queremos Ciudades con mejor calidad de vida, más sostenibles, hay que cuidar al peatón. La prioridad será conseguir el máximo de espacios peatonales sin que la circulación se vea afectada cortando arterias estratégicas que sustentan la Ciudad. Los rediseños deben conciliar al peatón y a la circulación siempre que sea posible, calles residenciales, súper manzanas, limitaciones de velocidad,… todo ayuda. El transporte público debe ser el elemento clave en cualquier propuesta de nueva movilidad. Sin un trasporte público eficaz, asequible y que cubra todo el espacio no hay garantía de éxito de ninguna alternativa. Aunque suene tajante, creo que la Administración está obligada a proporcionar un transporte público con las características mencionadas, pero también es un deber de los ciudadanos utilizarlo. Buen transporte público con aparcamientos públicos, cómodos y gratuitos, fuera de los centros urbanos.
La coexistencia debe incluir a los medios tradicionales de transporte y también a los nuevos; bicicletas, patinetes, motos, coches y los que vayan apareciendo. La Sostenibilidad está ya en el decálogo de cualquier Ciudad, por tanto cualquier medio de transporte sin contaminación o con la máxima eficiencia energética posible debe ser bienvenido. Conciliar bicicletas y patinetes con el peatón no debería ser tan complicado, son necesarias calles más residenciales donde quepan todos. Las motos y los coches van directos hacia las cero emisiones, los vehículos eléctricos serán un estándar en pocos años, pero seguirán siendo un medio importante y muy numeroso, es necesario que pierdan protagonismo para pasar a ser un medio más y no el prioritario. La pandemia nos ha aportado la flexibilización de horarios y el trabajo a distancia. Es imposible eliminar las horas punta del todo pero creo que la flexibilidad horaria es una muy buena opción. Ser más flexible con los horarios laborales aporta ventajas, ya se ha demostrado que los horarios no son tan influyentes en la productividad, la gente que tiene más flexibilidad generalmente es más productiva. Reducir las horas punta facilitaría mucho la movilidad urbana.
Estamos en tiempos de Big Data, todo está digitalizado, disponer de aplicaciones y sistemas informatizados que nos ofrezcan todo tipo de información al instante sobre aparcamientos libres, congestión del tráfico, facilidades de transporte urbano, alquileres puntuales de cualquier tipo de vehículo, imprevistos, averías, … cualquier herramienta que facilite este tipo de información es necesaria e imprescindible. Poder disponer en tu móvil de la movilidad (patinetes, bicis públicas o privadas, coches, motos, trasporte público, etc.) como multiservicio es un valor añadido importante.
A modo de conclusión destacaría que tenemos la información del estado actual de nuestra movilidad al minuto, disponemos también de bastantes herramientas digitales útiles, existen medios de transporte más eficientes en circulación, nos faltaría mejorar el trasporte público, la carestía de aparcamientos disuasorios, la coexistencia de circulación en los centros urbanos, la priorización peatonal, la reordenación y planificación urbana hacia este nuevo modelo de movilidad, … En fin, una movilidad inclusiva, en la que cualquier ciudadano tenga derecho a disponer de medios para alcanzar cualquier lugar desde su punto de partida.