Lo primero que encontraremos en una búsqueda en internet es: “Un ecosistema de innovación es lo que diferencia la capacidad de generar riqueza de un territorio frente a otro. Aunque podemos encontrar diferentes causas que originen esta riqueza, una de ellas es la de que cuentan con un entorno favorable a la innovación. Es lo que se conoce como ecosistema de innovación”.
Por tanto, la capacidad de innovar no depende tanto de la industrialización sino de cómo hacer las cosas de manera distinta en un ambiente propicio, y eso incluye cualquier lugar, ciudad o territorio. De hecho forma parte de los ámbitos de una Smart City en su apartado de Smart Economy.
El concepto de ecosistema de innovación fue propuesto por el sueco Bengt-Äke Lundvall en 1985. Este destacaba que la innovación es el resultado de un proceso interactivo eficiente y exitoso. A partir de aquí nos podemos encontrar con muchas más definiciones que nos aportan otros matices y van ampliando la propia definición en distintos parámetros.
Me resulta especialmente interesante el debate que plantea Karelys Abarca en su articulo “Ecosistemas de Innovación vs Ecosistemas Depredatorios de la Innovación”. En el mismo significa que estos ecosistemas suelen tener éxito en entornos que les son propicios, sin que el papel de la Administración/Estado tenga un rol excesivamente determinante ya que de lo contrario, cuando es demasiado intervencionista, incentiva la aparición de ecosistemas depredadores con las consecuencias negativas de fuga de talento, capital y tecnología que puede conllevar. Cierto, querer controlar y dirigir a través del aparato del Estado un ecosistema de innovación difícilmente puede dar resultados positivos, cuando además se basa en una Comunidad que juega con roles de interactuación, espontaneidad, colaboración, …
Factores que podríamos considerar clave para favorecer un entorno positivo para la creación de estos ecosistemas:
- Espacios favorables para el intercambio de ideas y creación de proyectos.
- Facilidad en las relaciones personales de los actores principales (ingenieros, diseñadores, emprendedores, …)
- Posibilidad de capital accesible.
- Marco jurídico adecuado y baja presión burocrática.
- Universidades de alto nivel próximas.
- Entorno fácil para que las empresas privadas puedan relacionarse entre ellas fomentado su crecimiento y de paso el del mercado.
- Apoyo técnico del Estado sin ser intervencionista.
No hace mucho leí un articulo de Amalio Rey sobre los ecosistemas urbanos de innovación. En él destacaba las siete propiedades que debería tener un ecosistema. Son cualidades que comparto plenamente:
- Autogestionado
- Sentido de Comunidad
- Adaptativo, flexible y resiliente
- Colaborativo
- Escalable respetando la sostenibilidad
- Gestionando la diversidad como una oportunidad
- Abierto, poroso
¿Qué referentes de ecosistemas podemos destacar en el mundo? El primero que nos viene a la cabeza es Silicon Valley (San Francisco-EEUU), le siguen Silicon Wadi (Tel Aviv-Israel), Zhongguancun (Pekin-China), Digital Media City (Seúl-Corea del Sur), Electronics City (Bangalore-India), el PACYT (Concepción-Chile), el WISTA (Berlín-Alemania), y un largo etc. En España varias Ciudades están en el camino de disponer de estos ecosistemas.
En conclusión, y siguiendo los razonamientos de Carolina Tkachuk, creo que lo más interesante es entender a las Ciudades Inteligentes, Smart Cities, en la medida en que son capaces de generar escenarios donde se crea VALOR. Pensar los procesos de Gestión Urbana con la generación de entornos win-win, entornos propios de innovación y creatividad, donde siempre se está creando VALOR a través de procesos Innovativos.
Así, en la medida en que las Ciudades sean capaces de alcanzar entornos de beneficio mútuo y de valor agregado, en términos de gestión y desarrollo, mediante la innovación, la creatividad, el diseño y la tecnología como soporte podrán concebirse bajo preceptos Smart.