La unidad de la UNION EUROPEA está permanentemente en discusión, y más ahora con la COVID-19. Europa se ha convertido en un amalgama de países culturalmente muy diferentes, con una variedad de lenguas considerable y una clara diferencia de PIB entre sus miembros. Todo ello hace que su Unión este día día en entredicho.
A finales de 2019 Ursula Von Der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, presentó el “GREEN DEAL” (Pacto verde de la UE). Un plan que incluye cincuenta acciones concretas para la lucha contra el cambio climático con el objetivo de convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro en el año 2050. ¿Con qué argumentos se apoya esta propuesta? Partiendo de la base de que el Parlamento Europeo declaró el pasado noviembre la emergencia climática y que prácticamente el 95% de los ciudadanos de la UE admiten su preocupación por el cambio climático y el 80% aboga por ser activos en esta lucha, se pretende lograr una Europa con una economía limpia, con cero emisiones y que proteja nuestro hábitat natural. De facto Europa es responsable del 22% de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero.
Soy de la opinión de que estamos en un contexto de transición. Estamos viviendo un cambio de paradigma: de las energías tradicionales, ya fósiles, a las energías alternativas. Esta transformación del modelo actual será, además, lenta, compleja y costosa. Para ello la Comisión Europea va a crear un fondo de transición para las regiones más dependientes de dichos combustibles de hasta 100.000 millones de euros. España ya se ha posicionado a favor. De hecho la Vicepresidenta del Gobierno y Ministra para la Transición Ecológica, Dña. Teresa Ribero, plantea que el GREEN DEAL es una herramienta de mucha utilidad que podría ayudar a la reconstrucción de Europa y que no hay marcha atrás para conseguir el objetivo de una economía baja en carbono, circular y respetuosa con los ecosistemas.
Los primeros pasos para poner en marcha este proyecto ya se han dejado ver. La Comisión Europea presentó a primeros de marzo La Ley Climática Europea que representa un primer avance de lo que vendrá. En breve le siguen la Estrategia sobre Biodiversidad para 2030, una nueva Estrategia Industrial, el Plan de Acción de Economía Circular y un largo etcétera.
En cuanto a los costes, cuestión central para acometer cualquier proyecto ambicioso, que supone este cambio de modelo, considero que la UE va a necesitar la colaboración de los sectores tanto público como privado pero que tiene recursos suficientes para afrontar económicamente este reto. El coste estimado para llegar a los objetivos climáticos de 2030 se calcula en unos 260.000 millones de euros de inversión adicional anual. Por supuesto siempre y cuando haya una voluntad real y unánime para llevarlo a cabo, ya que sin esto nos quedaremos sólo en un proyecto más.
En resumen, la UE debe aunar esfuerzos y luchar por un objetivo común que contribuya de forma directa a mejorarnos sustancialmente la vida a todos los ciudadanos. Debemos trabajar y colaborar para conseguir una Europa smart y una Europa verde.