Zygmunt Bauman, famoso sociólogo, filosofo y ensayista polaco-británico convertido en las últimas décadas en algo parecido a una estrella pop de la sociología, es el que desarrolló el concepto de la Modernidad Líquida, Sociedad Líquida y Amor Líquido, haciendo referencia a la sociedad en que vivimos.
La Modernidad Líquida sería una especie de categoría sociológica que nos sirve para definir el estado actual de nuestra sociedad.
Bauman la define como una figura de cambio constante y transitoriedad. Así la metáfora de la liquidez intenta demostrar la inconsistencia de las relaciones humanas en distintos ámbitos, como el afectivo o laboral.
La Sociedad líquida está en un cambio constante y esto genera una angustia existencial, donde parece no tener sentido el tratar de construir nuevas cosas ya que el tiempo y la propia modernidad impulsarán su desintegración.
Por tanto, la sociedad está navegando en los mares de la incertidumbre en cualquier ámbito; económico, familiar, social, laboral o afectivo.
¿Por qué hablamos de líquido?
Tanto los líquidos como los gases tiene la cualidad de la fluidez, a diferencia de los sólidos que son elementos con forma definida y fija, los primeros sufren continuos cambios y no suelen conservan fácilmente su forma.
Por ello las “cosas líquidas” no se atan de ninguna forma al espacio ni al tiempo, son libres de fluir, pero siempre de forma momentánea, en cambio lo sólido es perdurable y con forma definida, ocupa un espacio y un tiempo determinado.
Así, la liquidez es una clara representación de nuestra realidad actual. Todas las cosas fluyen, se desplazan, se desbordan, se filtran, se gotean, … siempre por un periodo de tiempo limitado y sin ocupar un espacio concreto y definido.
Desarrollemos en tres ámbitos la teoría:
- La liquidez en el mundo laboral, quizás sea uno de los ámbitos más afectados por la Modernidad Líquida. Un trabajo hoy ya no es para toda la vida. El mercado actual exige renovarse constantemente y hay que estar preparado y capacitado para cumplir diferentes funciones y afrontar nuevos retos.
Es necesario experimentar distintos trabajos y diferentes puestos en distintas empresas para seguir creciendo. Esto nos lleva a que factores como el individualismo y el egoísmo sean determinantes en el campo profesional, primando el individualismo y no la colaboración en equipo.
- La identidad del hombre y el problema de las relaciones. La búsqueda de la identidad es una problemática clave, construirse uno mismo no es fácil y conlleva mucho tiempo. Además influyen tradiciones y creencias que funcionan como un eje central en la vida.
Como hoy los valores son fugaces, la identidad propia se construye en fundamentos débiles, causando fragilidad y desarraigo en las personas. Surge una nueva identidad flexible, adaptable a distintos escenarios y personas, que ya no se basa en la construcción del yo sino que es en función a los demás, generando una fuerte dependencia para con los otros y sus expectativas. - El Amor Líquido. El matrimonio es por tradición la institución que regula la relación entre dos personas. Era un compromiso formal a largo plazo, con forma, espacio y tiempo concreto. Hoy hay ya poca gente que quiera comprometerse a largo plazo. El egoísmo individual impide muchas veces generar verdaderos lazos, sobretodo por el miedo a perder la libertad individual.
El concepto de use y tire derivado del consumismo se podría aplicar por analogía perfectamente a las relaciones de pareja. Digamos que la vida líquida es una sucesión de nuevos comienzos con breves e indoloros finales, la gente tiene tanto miedo a perder su poder de elección que cada día se encuentra más sola.